Santiago Vignoni, en su búsqueda por destacar las uvas y variedades del Este mendocino, ha forjado su propio camino en la elaboración de vinos. Proveniente de una familia con seis generaciones dedicadas a la vinicultura en Argentina, en 2017 decidió asumir el desafío de crear sus propios vinos, con el objetivo de otorgar mayor valor y visibilidad a las uvas cultivadas en las fincas familiares.
Con un enfoque meticuloso y orientado a la calidad, Santiago expresó: "Decidí elaborar vinos con mayor atención a los detalles. Comenzó como algo que compartía con amigos a través de 300 botellas, pero ha crecido hasta convertirse en lo que es hoy".
Bajo la marca Macollo, un nombre que sus padres ya habían registrado, Santiago no solo rinde homenaje a la tradición vitivinícola familiar, sino que también encierra una metáfora de renovación en todos los aspectos. Como él mismo explica: "Mi mamá decía que éramos el macollo de sus padres, el renacer que surge con fuerza desde abajo para revitalizar la sangre".
La selección de varietales es diversa y audaz, incluyendo la Bequignol, Sangiovese, Petit Verdot, Moscatel Rosado, un Naranjo de Chardonnay, Bonarda, Merlot, Malbec y un Blend. Con cada botella, Santiago Vignoni fusiona la tradición familiar con su visión innovadora, creando vinos que no solo son un tributo a la tierra, sino también una expresión única de su pasión y dedicación.
