Mil demonios refleja el proceso de elaboración de una obra maestra. Se requieren al menos mil días de esfuerzo, dedicación y compromiso para desarrollar un vino excepcional.

Mil días donde se experimentan diversos estadios, y depende de cada uno cómo enfrentar y transitar las inesperadas inclemencias de la vida y el tiempo. En este laberinto de creaciones, existen días de agonía, días de inspiración, días de desequilibrio total y días de alumbramiento celestial.

Los demonios aparecen en cada parte del proceso y se aferran a nosotros desesperados de atención. Son almas en sufrimiento que sólo buscan ser liberados. Y es ahí, donde lo bueno y lo malo deja de existir, para dar lugar a la sinergia y convergencia de un TODO.

En este proceso de transformación universal, Andrés el creador, junto a Horacio y diversos enólogos, despiertan sus demonios, los abrazan, y toman sus fortalezas convirtiéndolas en oportunidades para potenciar su creatividad y elaborar vinos extremadamente originales o simplemente vinos con identidad propia.